viernes, 24 de julio de 2015

ACTO DE CONSAGRACIÓN A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.


REQUISITOS PARA RECIBIR EL SELLO DEL DIOS VIVO: 
Un devoto debe:
Tratar de hacer cinco meses consecutivos la Hora de Getsemaní, idealmente en grupos de dos o más, en un espíritu de mortificación. Las Horas de Getsemaní abarcan desde el jueves a las 11:00 p.m. hasta las 3:00 a.m. del viernes, o, al menos una hora entre la medianoche (12:00 a.m.) y las 3:00 a.m. del viernes. 
Rezar una novena nueve días antes de recibir el Sello. La novena puede ser hecha recitando la Coronilla de la Preciosa Sangre por nueve días u otras oraciones.
Hacer el esfuerzo de hacer un retiro antes de recibir el Sello. Idealmente este retiro lo organiza el coordinador de la devoción para repasar y meditar con los devotos el compromiso, los llamados del Señor en esta devoción, el acto de consagración y las palabras que se dirán al Señor en el mismo.
Hacer una buena confesión. 
Para consagrarse, es necesario que el devoto no tenga impedimentos para recibir los sacramentos, es decir, que se pueda confesar y comulgar, para que se encuentre en estado de Gracia al recibir el Sello. 
REQUISITOS PARA REALIZAR EL ACTO DE CONSAGRACIÓN: 
El Acto de consagración debe realizarse:
En el tercer viernes de cualquier mes o en los períodos ESPECIALES siguientes:
- Todos los viernes de diciembre y el primer viernes de enero.
- Todos los viernes de abril y el primer viernes de mayo.
- Todos los viernes del Gran Mes de Julio (El mes dedicado a la Sangre Preciosa)
Durante las "Horas del Sello", esto es, celebrar la Misa y el acto de consagración entre el mediodía (12:00 M.) y las 3:00 p.m., que son las horas en que el Señor sufrió en la Cruz durante su Pasión.
Como parte de la Misa celebrada por un sacerdote católico, que se realizara después de la Homilía. 
Si por alguna razón urgente la consagración no puede realizarse en las horas especificadas, entonces otra hora puede ser establecida. Cualquier sacerdote puede hacer esta consagración. 
Durante el acto de consagración se le entrega al devoto el Crucifijo Agonizante y la insignia según lo establecido en el libro.
Todos deben ir vestidos debidamente, esto es, sin escotes, sin transparencias, sin ropa ajustada al cuerpo, las camisas con mangas. Las mujeres en faldas y con velo. 
Nuestro Señor explicó a Bernabé el 9 de julio de 1999, cómo huestes celestiales rodean a un alma sellada: “Regocíjate oh Jerusalén, porque en ti el tabernáculo de Mi amor fue edificado. El océano de Mi Sangre Preciosísima fluirá y renovará el mundo. Ustedes están rodeados por huestes de ángeles celestiales, quienes los cuidarán día y noche. Nadie tiene el poder para destruirlos otra vez".
 ACTO DE CONSAGRACIÓN: 
Comenzar inmediatamente después de la HOMILÍA.
PASO 1: Nuestro Señor pide que se comience leyendo el siguiente mensaje dado el 5 de abril de 2000 
LECTOR: Una Visión dada a Bernabé en el Desierto del Monte Carmelo, Olo, Estado de Enugu a las 3:00 p.m.
Durante esta hora, yo tuve una visión de nuestro Señor Jesucristo caminando solo por la selva. El se acercó a cierta ciudad y se sentó sobre una roca, a unas millas de ella. El permaneció allí y oró por largo rato. Cuando terminó de orar, El entró a la ciudad y predicó a la gente la buena nueva sobre el Reino del Cielo.
Al final, sólo siete personas le siguieron. Ellos salieron de la ciudad y bajaron hacia el valle de la montaña no muy lejos de la ciudad. En el valle, yo vi que había muchas cruces, demasiadas para ser contadas. Jesús les dijo a ellos, "Estas son las cruces rechazadas que su gente no quiso cargar. El que quiera seguirme, cargue su cruz y sígame; el negará el mundo, se negará a sí mismo, cargará su cruz y me seguirá. El camino que lleva a la felicidad es un camino estrecho. Es un camino desierto, muy árido y difícil para avanzar. El que camine conmigo no andará en oscuridad. Yo cambiaré sus tristezas en alegría, sus dolores en gozo. Aquellos que me aman, encuentran que Mi cruz es liviana y Mi camino es fácil de seguir. Hijos, quienes quieran salvar su propia vida la perderán, pero quien pierda su vida por Mi, la encontrará.”
Los siete hombres dijeron a una sola voz, "Nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido. Muéstranos Tu camino, cargaremos nuestras cruces y te seguiremos". Nuestro Señor los miró por un momento y les dijo que fueran y les comunicaran a sus familiares y amigos su decisión, y que luego regresaran. Todos se fueron de una vez. Jesús se quedó sólo. El se sentó sobre una roca y bajó Su cabeza en silencio.
Más tarde, todos regresaron y el viaje comenzó. Jesús empezó dándoles sus cruces para que las cargaran. La primera persona se quejó de lo pesada que era su propia cruz. El Señor le ordenó escoger una entre las demás cruces. Cuando empezó a cargarlas, él se dio cuenta de que las demás cruces eran más pesadas que la suya. Sin saber, regresó y tomó aquella en particular que nuestro Señor le había dado de primero y dijo, "Sí, ésta es la mía." El Señor lo miró y calmadamente le dijo, "¿No es esa la que Yo te había dado?" Todos tomaron sus propias cruces y el viaje empezó.
Ellos cantaron y oraron mientras andaban con sus cruces, con Jesús adelante. Era un viaje muy serio; nadie volvió a mirar atrás.
Ellos pasaron colinas y tierras bajas; escalaron montañas, atravesaron valles y sufrieron la aridez del caliente desierto. En un punto la fe de algunos de ellos empezó a fallar. El viaje era lento y firme, pero aún así, algunos no pudieron mantener el paso. Algunos hombres estaban cinco millas atrás de Jesús, otros tres, otras dos millas. En ese momento, algunos empezaron a sufrir tentaciones de libre albedrío. Vi a dos de los hombres cortar sus cruces mientras que el viaje aún continuaba. En la tarde del primer día, ellos llegaron a un gran río. Nuestro Señor Jesucristo llegó primero. El se agachó, colocó su propia cruz sobre el río y caminó sobre ella hasta el otro lado. Los demás hicieron lo mismo, a excepción de los dos hombres más débiles que habían cortado sus cruces. Ellos midieron sus cruces y se dieron cuenta de que no podrían cruzar el río. Entonces se sentaron, se lamentaron y lloraron ante Jesús, pero nadie se atrevió a escucharlos o a verlos. Ellos fueron dejados allí mientras los demás continuaron su viaje. Esto sucedió el primer día tal y como lo vi en la visión.
El segundo día, ellos continuaron el viaje día y noche, pasaron todo el día en el desierto y sufrieron más severamente que el primer día. Enseguida, vi que otros dos hombres pensaron que no habría ningún otro río para atravesar, y cortaron sus cruces como los primeros dos hombres.
Cuando la tarde del segundo día llegó, ellos fueron abandonados como los primeros, mientras que los otros tres y Jesús nuestro Salvador continuaron su camino. Ellos soportaron el frío de la noche, y luego entraron al tercer día.
En el tercer día ellos llegaron a una montaña. Nuestro Señor se quedó allí y les señaló su destino final. ¡Una tierra de felicidad y descanso! Pero antes de que pudieran llegar a ella, debían pasar cierta ciudad que el Señor les advirtió era un sitio de pecado. Nada santo se podía encontrar allí. Les indicó no parar en esa ciudad y no comer ni beber nada allí. Los pecados de esa ciudad se habían acumulado demasiado alto hacia el Cielo y a la ciudad le estaba esperando la ira de Dios y la destrucción.
Nuestro Señor dijo, "Los estoy dejando para ir a buscar la oveja perdida de Israel. Pero estaré allí para darles la bienvenida al final". Inmediatamente se desapareció de su vista.
Los tres hombres se encontraron solos pero tuvieron coraje y continuaron. Eventualmente ellos entraron en esa ciudad, aquella ciudad pecadora. Ellos vieron su gloria y sus placeres. Ellos fueron tentados con todos los placeres de esa ciudad prohibida. La gente se burló vergonzosamente de ellos. Después de un tiempo, dos de ellos se rindieron y se unieron a la gente.
El que quedó, quien fue más grandemente tentado que los otros, persistió en su fe, cargó su cruz y entró en la tierra de felicidad y descanso. Instantáneamente, una nube bajó y cubrió toda la tierra. Yo vi a Nuestro Señor Jesucristo sosteniendo una corona dorada mucho más brillante que el sol, bajando de las nubes con un coro de ángeles, demasiado numeroso para ser contados. Ellos vinieron para dar la bienvenida al único sobreviviente.
Nuestro Señor colocó la corona sobre su cabeza y le hizo ver, otra vez, todo el viaje que él había hecho, todos los sufrimientos de la tierra y a sus amigos caídos. En pocos minutos él olvidó los sufrimientos del largo viaje y la pesada cruz.
Instantáneamente, la visión terminó. El Santo Rostro Agonizante de Jesucristo se apareció y me dijo, "Hijo, has visto. Es así como los que me siguen se quedan en el camino. Sólo unos cuantos luchan hasta el final. Luchen para entrar en la tierra de la felicidad. El camino es duro, pero aquel que persevere hasta el final será salvado. Esta visión será dada a conocer a mis Apóstoles en su día de consagración y renovación de su consagración. Yo prometo darles el Espíritu de Sabiduría para abrir su corazón para tener un mayor entendimiento. El Espíritu derramará luz dentro de la oscuridad de las almas y renovará sus corazones". "Yo soy el Agonizante Jesucristo quien los toca. La paz esté con ustedes. Los bendigo."
PASO 2: SOLO LOS DEVOTOS QUE VAN A CONSAGRARSE, SE ARRODILLAN PARA HACER LA ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN, TRES VECES SEGUIDAS Y A UNA MISMA VOZ. 
2.1 Devotos a Consagrarse inician diciendo: (de rodillas)
Venimos al altar para ofrecer nuestra oración de consagración a la Preciosísima Sangre de Jesucristo. 
2.2 Dicen la Oración de Consagración (3 veces seguidas y a una voz) (página 46 libro):
Consciente de mi nada y de Tu Sublimidad, Misericordioso Salvador, me postro a Tus pies, y te agradezco por las innumerables pruebas de Tu gracia que Te has dignado derramar en tan ingrata criatura. En especial te doy gracias por haberme liberado por Tu Preciosa Sangre del poder destructivo de Satanás. En presencia de mi querida Madre María, mi ángel guardián, mi santo patrono y de todas las huestes celestiales, me consagro voluntariamente y de todo corazón, oh querido Jesús, a Tu Preciosa Sangre con la que redimiste al mundo del pecado, de la muerte y del infierno. Te prometo, con la ayuda de Tu gracia y con todas mis fuerzas, suscitar y promover la devoción a Tu Preciosa Sangre, que es el precio de nuestra redención, para que Tu adorable Sangre sea honrada y glorificada por todos. De esta forma quiero reparar mi deslealtad a Tu Preciosa Sangre de amor y ofrecerte satisfacción por las muchas profanaciones que los hombres cometen contra el inestimable precio de su salvación. Que mis propios pecados, mi frialdad y todos los actos irrespetuosos que haya cometido en el pasado contra Ti, oh Sangre Santa y Preciosa, queden borrados. Mira, oh querido Jesús, te ofrezco el Amor, el Honor y la Adoración que Tu Santísima Madre, Tus fieles discípulos y todos los santos han ofrecido a Tu Preciosa Sangre. Te pido olvidar mi anterior falta de fe y frialdad y te pido que perdones a todos los que te hayan ofendido. Báñame, oh Divino Salvador, y a todos los hombres, con Tu Preciosa Sangre, para que podamos, oh Amor Crucificado, amarte de ahora en adelante con todo nuestro corazón y que honremos dignamente el precio de nuestra Salvación. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Oh Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Virgen Gloriosa y Bendita. Amén.
(Silencio)
PASO 3: COMENZAR EL DIALOGO SOLAMENTE ENTRE LOS DEVOTOS A CONSAGRARSE Y EL SACERDOTE (QUE REPRESENTA A JESÚS):
Empieza Sacerdote: Mis amados hijos, mis escogidos. Yo los estoy buscando. Los busqué en las regiones montañosas y en las tierras bajas. Los busqué en las regiones norteñas y sureñas, y no los pude encontrar. Fui al este y al oeste, y no los pude hallar. Estoy añorando mi oveja perdida. ¡Qué feliz estoy de verlos regresar! Mis elegidos, su abandono me mantuvo en gran agonía durante estos años que han pasado. ¿En dónde estaban Mis amados?
Devotos a Consagrarse: Mi Señor, mi Salvador, perdóname porque estaba perdido en el mundo. Verdaderamente, he pecado contra el Cielo y la tierra. No soy digno de estar ante Tu presencia y pedirte perdón. Si Tu misericordia me es concedida, ¿podría ser uno de Tus pobres esclavos? Perdí mi amor por Ti, mi Jesús. El poder de la oscuridad me sobrecogió. No podía ver la luz, solo oscuridad. En la oscuridad, el enemigo me mostró los placeres y glorias de este mundo. Yo fui llevado por los placeres malignos para nadar en el océano de iniquidad, y estaba encadenado en el mundo de la muerte. Aprendí allí que la promesa del mundo no es más que muerte. Busqué ayuda pero sólo encontré desamparo. En mi pena por mi cautiverio, yo grité "¿Quién me librará?" Qué feliz estaba cuando te recordé a Ti, mi Jesús. Recordé Tu amor por mí que te costó Tu vida. Yo grité otra vez, "Jesucristo, sálvame." Tu Nombre, "Jesús", rompió mi yugo y me liberó. Aquí estoy Señor, yo vengo a hacer Tu Voluntad.
Sacerdote: Mis elegidos, añoro ver su regreso. Yo he estado sediento por ustedes desde hace tiempo. Vengan y abracen Mi amor. Mis amados, ¿están sinceramente regresando a Mí para hacer Mi Voluntad; para nunca dejarme otra vez?
Devotos a Consagrarse: Sí, mi Señor y Salvador. Yo estoy sinceramente de regreso para hacer Tu Voluntad. Yo, (cada devoto a consagrarse dice su nombre), un pecador sin fe, me arrojo a Tus pies para implorar Tu misericordia. Yo renuevo y ratifico hoy los votos de mi bautismo, cuando prometí hacer Tu Voluntad. Yo renuncio para siempre al hombre de iniquidad, Satanás, sus pompas y sus obras, y me someto enteramente a Tu Divina Voluntad, Oh mi Jesús, mi Salvador. Yo estoy dispuesto a seguirte a donde quiera que Tú vayas. Hazme conocer Tu camino.
Sacerdote: Ahora yo te mostraré Mi camino; Mi camino es un camino estrecho, muy áspero y seco. Hombres poderosos abandonaron este camino, pero es fácil para aquellos que me aman a Mí, Jesús, su Salvador. ¿Estás dispuesto a seguir este tipo de camino?
Devotos a Consagrarse: Si, mi Señor. Mi Jesús, yo estoy dispuesto. Yo te amo. Yo nunca te dejaré otra vez.
Sacerdote: Mi camino es el camino regio de la cruz. Todos los que quieran seguirme renunciarán a todo lo mundano, luego cargarán sus cruces y me seguirán. Aquellos que traten de salvar sus propias vidas la perderán, pero quienes la pierdan por Mi causa y por el Evangelio la tendrán en abundancia. Hijos, ¿qué los apartará otra vez del amor de su Salvador, su Dios, o del amor a la cruz?
Devotos a Consagrarse: Mi Señor y mi Salvador, nada me apartará de mi amor por Ti. Yo lo he dejado todo y te he seguido a Ti. Mi cruz está sobre mis hombros. Yo estoy decidido a seguirte. Mi voluntad es hacer Tu Voluntad, oh Misericordioso Jesús. Dame la gracia de amarte siempre.
Sacerdote: Hijos, Yo he escuchado su fuerte promesa hacia Mí. Yo lo he escrito en Mi Corazón con Mi Sangre. ¡Escuchen Mi instrucción! Ustedes serán tentados para rechazarme, para abandonarme, para traicionarme, para negarme y para crucificarme otra vez. Pero cuando regresen a Mi para renovar esta consagración, pidan perdón y más gracia de amor. Yo perdonaré. Yo los perdonaré y los bendeciré más. Yo les digo, NO SE DESESPEREN. (El sacerdote eleva sus manos dirigiéndolas sobre el Devotos a Consagrarse y ora). ¡Reciban Mi bendición! Concédele a ellos Tu Salvación oh Señor y ten misericordia con estos infieles hijos tuyos. Mira la sangre que Tu Hijo Unigénito derramó por su salvación y para el perdón de sus pecados. Limpia las iniquidades de sus corazones. (+) Renueva y ratifica sus almas. (+). Pon en sus corazones el Sello de Tu salvación. (+). Que sus corazones sean santuarios vivos para Ti. (+). Que el reino de Tu gloria venga a estos corazones. (+). Padre que Tu reino fluya a través de estos corazones hasta los confines de la tierra.
Devotos a Consagrarse: Amén.
Sacerdote: Padre, yo te ruego que ellos amen a Tu Hijo Jesucristo y reconozcan el valor del sacrificio de su muerte. Que ellos puedan luchar por El y en contra de su enemigo que está peleando contra su Iglesia.
Devotos a Consagrarse: Amén.
Sacerdote: Dales la fe para hacer Tu Voluntad, la cual, está escondida de la vista del mundo.
Devotos a Consagrarse: Amén
Sacerdote: Que el poder de la obediencia y de la sencillez los cubra. (+)
Devotos a Consagrarse: Amén.
Sacerdote: Que la gracia del verdadero amor y del verdadero fervor llene sus corazones. (+).
Devotos a Consagrarse: Amén.
Sacerdote: Que todos ustedes sean unidos en el amor Trinitario con Mi Santo Vicario, el Papa, junto con todos los Ángeles y Santos. (+).
Devotos a Consagrarse: Amén.
Sacerdote: Yo los bendigo en el nombre del Padre (+), y del Hijo (+), y del Espíritu Santo (+).
Devotos a Consagrarse: Amén.
PASO 4: Sacerdote Rocía agua bendita solo en aquellos que están siendo consagrados. 
PASO 5: SE CANTA O ESCUCHA EL HIMNO DE CONSAGRACIÓN (MIENTRAS EL SACERDOTE BENDICE Y ENTREGA LAS INSIGNIAS).
PASO 6: SACERDOTE BENDICE LA INSIGNIA Y SE LA COLOCA A CADA CONSAGRADO DICIENDO: Reciban esta insignia. Yo la bendigo en el nombre del Padre (+), y del Hijo (+), y del Espíritu Santo (+). Que les recuerde su consagración y la Sangre Preciosa que cubre todo el mundo.
Devotos a Consagrarse responden: Amén. 
PASO 7: SACERDOTE BENDICE CADA CRISTO AGONIZANTE Y SE LO ENTREGA A CADA DEVOTO DICIENDO: Recibe de Mí este Crucifijo. Yo lo bendigo en el nombre del Padre (+), y del Hijo (+), y del Espíritu Santo (+); que el renueve tu amor por Mí, tu Salvador. Esta es tu armadura. A través de ella ustedes vencerán el mal.
Devotos a Consagrarse responden: Amén.
PASO 8: Al terminar de entregar los Cristos, el Sacerdote dice: Permanezcan en la paz del cielo. 
Devotos a Consagrarse responden: Amén.
PASO 9: El sacerdote celebrante continua con la Santa Misa. 
PASO 10: Favor recibir la Eucaristía de parte del sacerdote de rodillas y en la boca.
PASO 11: EL SACERDOTE CELEBRANTE, AL FINALIZAR LA MISA, DA LA BENDICIÓN SOLEMNE DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL:
Adoración y alabanza a la Preciosísima Sangre de Jesucristo, la fuente de mi poder. Que los llene a todos con fuerza y poder. Amén.
Adoración a la Preciosísima Sangre de Jesucristo que abre el Sello. Que todos ustedes sean sellados con la Sangre. Amén.
Adoración a la Sangre que abre el océano de la Divina Misericordia. Que les traiga misericordia en sus días. Amén.
Adoración a la Sangre Preciosa de Jesucristo, que reine en sus corazones por siempre. Amén.
Que Dios Todopoderoso los bendiga, en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.
LAS PROMESAS DEL SEÑOR A TODOS AQUELLOS QUE DEVOTA MENTE VENERAN EL AGONIZANTE CRUCIFIJO1. Para prepararte para la batalla, Yo te doy Mi Agonizante Crucifijo. Yo prometo proteger contra las fuerzas malignas a cualquiera que tenga este crucifijo.
2. A través de este Crucifijo, Yo liberaré a muchos del cautiverio.
3. Cada vez que levantes este Crucifijo contra el poder maligno, Yo abriré el Cielo y dejaré correr Mi Sangre Preciosa para someter para aniquilar el poder del mal.
4. Yo dejaré Mi Sangre Preciosa fluir de todas Mis Sagradas Heridas y cubrir a todos los que veneren Mis Llagas y Sangre a través de este Crucifijo.
5. Yo prometo proteger cualquier casa en donde esté el Crucifijo, contra todo poder destructivo en la hora de oscuridad.
6. Prometo hacer muchos milagros a través del Crucifijo.
7. Yo romperé sus corazones de piedra y derramaré Mi amor en los que veneran Mi Agonizante Crucifijo.
8. Yo prometo también, a través de este Crucifijo, acercar más a Mí a las almas que se están extraviando.
9. Hijos, en los días del maligno, a través de este Crucifijo, ustedes podrán andar libremente sin temer algún daño. 
Finalmente, Nuestro Señor enfatizó; "Hijos, con esta Cruz Yo venceré. Esta Cruz pronto será una Cruz de Victoria."

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